“Todos deben considerar el matrimonio como algo muy valioso…” (Hebreos 13:4 B.L.S)
Hoy se habla de la devaluación de la moneda como uno de los males que enfrentan algunos países. Esto mantiene de cabeza a los expertos en finanza y a los gobiernos que buscan mejorar las condición de vida de sus pueblos.
Sin embargo, hay otra devaluación, desvalorización, que está haciendo estrago en la sociedad, y es la del matrimonio como institución preservadora de la familia y del estado mismo. Hoy oímos hablar con tanta frivolidad del matrimonio que pareciera que este es un viejo mueble anticuado que ha dejado de funcionar y hay que tirarlo a la basura. No obstante, es por la falta de hogares bien consolidados y estructurados que la sociedad, las instituciones y las próximas generaciones se están yendo a la basura.
Debemos considerar al matrimonio como una institución de mucho valor. El matrimonio es como la sal, la cual tiene propiedades preservativas. La familia ayuda a preservar de males como el crimen, la corrupción, los antivalores, el divorcio, la desintegración de la sociedad etc. Cuando una comunidad funciona de forma estable y en armonía, se puede decir, que es el resultado de hogares, matrimonios, que han sido establecidos sobre la base de una unión comprometida el uno con el otro; donde la familia funciona como una célula que rejubenece y mantiene sana a la sociedad. De allí su importancia.
Cuando valoramos el matrimonio entendemos que la vivencia de un hombre y una mujer no solo se trata de unión física, sino también de una unión afectiva, emocional y sobre todo una unión comprometida a ir adelante y a superar los obstáculos que se puedan presentar en el camino. A esto llamamos compromiso, palabra, fidelidad. Cuando una relación no tiene el elemento del compromiso, son pocos los riesgos que se pueden asumir y escasas las exigencias que se pueden demandar el uno del otro. ¿Cuan comprometido estás con tu relación de pareja? ¿Estas luchando para superar los obstáculos que se encuentran en el caminio? Recuerda, dependeiendo del valor que le des a tu matrimonio tendrás las fuerza para seguir adelante.
Mi apreciado amigo, el Matrimonio no está devaluado, somos nosotros los que no deseamos compromiso, los que preferimos la irresponsabilidad en lugar de la lucha, el esfuerzo y la perseverancia. Hoy se prefieren los atajos y no los caminos largos, que es donde se pule el carácter y se crece como ser humano. Es en el compromiso del matrimonio, donde se construyen familias fuertes y sociedades prosperas y desarrolladas. Demos al matrimonio el valor que tiene y rescatémoslo de la devaluación en que se encuentra. Esa es la razón de este blog, ayudarles a que tengan las herramientas y consejos para lograr mejores familias, y como resultado, una mejor sociedad. Recuerda, ¡No te rindas!
Pastor, Eliezer Pérez