En la actualidad, es bastante común encontrar familias en donde ambos cónyuges trabajan tiempo completo. Esto significa que ambos aportan en los gastos del diario vivir.
Hay familias que se dividen gastos y desarrollan presupuestos individuales (yo pago la casa, la luz y el agua y tu pagas la comida, el colegio y el mercado) y otros unen sus ingresos para realizar un presupuesto en conjunto donde contemplan todos los gastos mensuales. Aunque cada familia decide cómo manejar su dinero, existen tres elementos que deben tomarse en cuenta en esta área de la vida familiar:
1. El dinero y el nivel de ingreso económico es la representación de poder, control, seguridad, independencia e influencia: inconscientemente (y a veces conscientemente) consideramos al dinero como un bien que nos da autoridad y que nos da el poder de decisión sobre nuestras vidas y en ocasiones sobre la vida de otros. Hay familias en donde las madres que se dedican tiempo completo al hogar se sienten menos porque no aportan dinero para los gastos de la casa, no obstante trabajan 24/7 cuidando de las necesidades de cada uno de los miembros de la familia.
En otros casos, el padre, utiliza el dinero como un medio para manipular las decisiones de sus hijos o controlar la vida familiar. Es importante que en el núcleo familiar el dinero no sea utilizado como un arma para manipular, controlar, presionar, humillar, o medir el valor que tiene cualquiera de sus miembros. En la familia, cada individuo tiene un rol particular que debe cumplir, siempre buscando el bienestar común y valorando el rol del otro, cualquiera que este sea. El individuo que en un momento no puede aportar económicamente a la familia, debe sentirse orgulloso de que en otros aspectos está cumpliendo con un rol que sostiene, y apoya la familia para que ésta continúe funcionando eficazmente.
2. El dinero puede afirmar la unidad o el individualismo: Cuando la pareja piensa en “mi sueldo”, “tu sueldo”, “tu dinero”, “mi dinero”, “mi presupuesto”, “tú presupuesto” “mis deudas”, “tus deudas” “mis cosas” “tus cosas”, lo “tuyo” y lo “mío” se vuelven palabras territoriales que impulsan a pensar en sí mismo únicamente. Esto inconscientemente nos lleva a tomar decisiones financieras sin tomar en cuenta la opinión del otro cónyuge ya que se trata de “mi dinero”. En cambio, cuando en la familia, el tema financiero se aborda en conjunto, se piensa en “nuestro presupuesto”, “nuestro dinero”, “nuestro ingreso”, lo cual impulsa a la familia (de manera particular a la pareja del hogar) a desarrollar metas en común, a sentirse más motivado a ayudar para que “alcancemos” esa meta, así como a concientizarse y valorar los bienes que poseen.
Toda familia debe ser una micro-sociedad unida, en donde no debe haber cabida para la desunión. Una familia unida fortalece la identidad, la autoestima y el sentido de pertenencia de cada uno de sus miembros.
3. El dinero debe ser un tema del que se hable en la familia para lograr acuerdos que nos lleven a manejar las finanzas efectivamente:este tema no debe ser evitado sino más bien abordado y enfrentado. Los cónyuges del núcleo familiar deben conversar abiertamente para desarrollar un presupuesto en conjunto que les permita cubrir sus necesidades financieras. Es importante destacar, que dicha conversación debe darse aun cuando uno de los cónyuges no esté generando algún ingreso. Como dije anteriormente, en cada familia cada persona tiene un rol que cumplir y esto debe ser valorado; de igual forma, el dinero no debe ser una herramienta de presión o control sobre las decisiones concernientes al hogar. Por lo tanto, es necesario que se lleguen a acuerdos en este tema, lo cual no va a suceder a menos que se converse abiertamente al respecto.
Es importante recordar, que vivimos en una sociedad que apoya y estimula el individualismo y la independencia. Aun cuando estos pueden ser buenos valores (en una medida equilibrada) no podemos necesariamente trasladarlo en su totalidad a la vida familiar. Por lo que, debemos preservar el sentido de unidad en la familia, ya que este es un valor que muy probablemente no encontraremos fuera de este contexto. En conclusión, en la familia, el tema del dinero debe “sumar” mas no “dividir”.
Psicóloga, Anaely Pérez.