Es muy fácil caer en el error de criticar a los demás. A nuestros hijos, nuestra pareja, nuestros vecinos, nuestros compañeros de trabajo, etc. Por eso es importante conocer lo destructivo que es para la familia, hacer de esto una practica constante.
La crítica coloca a la otra persona a la defensiva. Cuando somos acusados o criticados por algo, lo primero que hacemos es negarlo. No somos dados a reconocer que nos equivocamos, y mucho menos si se nos critica. Cuando Al Capone, enemigo numero uno y el jefe de los criminales más siniestros de la ciudad de chicago, fue apresado, él no reconoció sus crímenes. El se consideraba un benefactor público incomprendido, a quien nadie apreció.
Igual que Al Capone, las personas criticadas buscan justificar su conducta. Me sorprende la capacidad que tienen los niños para justificar cualquier hecho en el que son sorprendidos. “Lo siento mami, lo que pasó es que el otro niñito me pegó y yo….” Cuando me siento criticado por mi esposa, inmediatamente salta de mi la justificación, no el reconocimiento.
Debido a que la crítica nos pone a la defensiva y busca justificar el hecho, ésta termina molestándonos. Un dicho popular dice: “La violencia es el arma de los que no tienen la razón”. Esto se aplica cuando somos criticados. Aunque sepamos que la crítica es cierta, nos molestamos y comenzamos una discusión que termina en una pelea y en un gran desacuerdo, todo como resultado de la crítica.
La crítica también destruye la estima de la persona. Siempre estoy aconsejando a los padres que corrijan la conducta y el carácter del niño, sin destruir su valor o estima como persona. Una cosa es lo que hace el niño y otra cosa es él. Un niño puede mentir, pero eso no le hace un mentiroso. Cuando lo critica diciéndole que es un mentiroso, él terminará aceptando que lo es. Esto comienza a distorsionar su estima y terminará considerando que él es un engañador y mentiroso.
Cuando se destruye la estima de una persona, junto con ella también se destruye la capacidad de lograr las cosas. Hay parejas que se repiten a diario: Tú no sirves para nada; tus padres no te educaron bien; creo que no lo vas a lograr; no te sabes vestir; lo que piensas son estupideces, etc. Críticas como estas y otras más terminan destruyendo la confianza para lograr las metas de la vida. ¿Eres de los que permanentemente estas criticando a tus hijos o a tu cónyuge? ¿Solo ves en ellos lo negativo para criticarlos? Ten cuidado, estás destruyendo su valor o estima.
La crítica despierta profundos resentimientos. La crítica tiene la capacidad de lograr profundos resentimientos. Si desea que sus hijos y su cónyuge lleguen a ser unos resentidos, critíquelos lo más que pueda y lo logrará. La crítica es tan poderosa que muchos han preferido quitarse la vida. Dale Carnegie, en su libro “Cómo ganar amigos e influir sobre las personas”, dice: “Cuando tratamos con la gente debemos recordar que no tratamos con criaturas lógicas. Tratamos con criaturas emotivas, criaturas erizadas de prejuicios e impulsadas por el orgullo y la vanidad”. Cuando critica a los miembros de su familia está tocando emociones, prejuicios, orgullo y la estima de la persona, por eso hay que desalojar la crítica de los esposos, los hijos y de toda la familia.
Mis queridos lectores, quiero desafiarles para que decidan convertirse de críticos a motivadores. Que cuando abran su boca sea para edificar, motivar y ayudar a su pareja e hijos. Elimine de su forma hablar la crítica y la descalificación y llene su mente y su boca de reconocimiento, halagos y sobre todo de comprensión.
Esto no quiere decir que no corregirá lo que esta mal, lo que quiere decir, es que lo hará sin criticar, descalificar y destruir a la otra persona. Buscará ser empático, o sea, ponerse en el zapato del otro para entender porque actúa de esa manera y ayudarle.
Benjamín Franklin, llegó a ser tan diestro para tratar con la gente, que se le nombró embajador norteamericano en Francia. ¿Cuál era el secreto de su éxito? “No hablaré mal de hombre alguno, dijo, y de todos diré todo lo bueno que sepa”
Jesucristo dijo: ¿Y por qué te preocupas por la astilla en el ojo de tu amigo,[a] cuando tú tienes un tronco en el tuyo? Si vas a criticar, comienza contigo. Recuerda, ¡No te rindas!
Pastor, Eliezer Pérez.