“La asertividad es la habilidad personal que nos permite expresar directamente los propios sentimientos, opiniones y pensamientos y defender nuestros derechos, en el momento oportuno, de la forma adecuada sin negar ni desconsiderar los sentimientos, opiniones, pensamientos y derechos de los demás”.
Ser un cónyuge asertivo te lleva a conocer cuales son tus derechos y cuales son los de tu pareja. Entender esto te permite tratar a la otra persona con respeto y ser respetado al mismo tiempo. Es así porque deja de existir el revanchismo, porque no se busca ganar sino llegar a un acuerdo en aquello donde hay diferencias.
Cuando se es asertivo, nos damos el permiso de discrepar abiertamente. No hay miedo de pedir y dar aclaraciones. Tampoco se teme decir “no” cuando en realidad eso es lo que se cree y piensa. Una de las cosas a la que nos ayuda la asertividad es a reconocer los errores y aceptarlos. No hay que excusarse, o tratar de adornar la equivocación, porque se entiende que eso no es saludable y no aporta a la solución del problema.
La asertividad nos hace ver como realmente somos. Ni superiores o inferiores al otro. Se goza de buena autoestima, por lo tanto no hay que defenderse ni buscar tratar de imponerse sobre el otro. Cuando disfrutamos de una sana autoestima, ayudamos a nuestra paraje a que se sienta mejor consigo mismo, porque le damos seguridad, apoyo y motivación en todo lo que hace y piensa. La asertividad permite que desarrollemos una relación sana y nutritiva.
Otro aspecto de ser un cónyuge asertivo es que se comunica de manera fluida, y de forma natural. Aunque pueda tener la razón, no se comporta de manera desafiante. Aún cuando el tema o la situación pueda ser incómodo su postura al sentarse es relajada y tranquila, ya que su deseo es buscar lo mejor para todos. Se siente libre de expresar sus emociones, tanto positivas como negativas y defiende su pensamiento sin ser agresivo.
Una persona asertiva también experimenta control emocional. Por eso es capaz de enfrentar a la otra persona sin dejarse arrastrar por sus emociones. Busca aclarar las dudas o equivocaciones, mientras que el otro se siente respetado y valorado. Esto no implica que es tonto, sino que es maduro emocionalmente.
La próxima vez que tengas que enfrentar alguna diferencia con tu pareja, exponer tu opinión, expresar una idea o establecer tu desacuerdo, toma en cuenta el ser asertivo. Esto te permitirá resolver el punto, sin que tu relación se vea afectada. Así Ganarás el respeto de los tuyos.
Pastor, Eliezer Pérez