Una relación comienza con una atracción por la otra persona. Esa atracción puede ser física, espiritual, intelectual o emocional. La atracción es aquello que nos ayuda a buscar la cercanía con la otra persona, y nos anima a comenzar a conocer más de cerca sus cualidades.
Esa atracción hace que mientras más conocemos a la otra persona, más somos impulsados a enamorarnos de ella.
Desde el momento que entramos en una relación de enamoramiento o conquista, entran en juego otros aspectos que ayudan a que nos sintamos completamente extasiados por la persona de la cual nos enamoramos. Esta etapa tiene la característica de ser muy intensa emocionalmente. Alguien ha dicho que El enamoramiento es un proceso emocional de gran intensidad, pero de corta duración.
En esta etapa sentimos mariposas en el estómago; también las cualidades del otro nos parecen extraordinarias, llegando a idealizarlo, porque manejamos todo desde las emociones (la razón está nublada por los sentimientos). Vivimos una aventura amorosa fuera de lo común, haciéndonos creer seriamente que amamos a esa persona y que sin su compañía no podemos vivir.
El peligro de esta etapa es que llegamos a creer que la relación siempre será de esa manera. Hasta que llega el momento que despertamos del sueño encantado. Algunos piensan que al acabar el enamoramiento, lo que ha acabado es el amor. Pero no es así. Es aquí donde muchos creen que han dejado de amar a su pareja y buscan iniciar otra relación. Lo que realmente buscan es seguir sintiendo las emociones del enamoramiento, desconociendo que con el tiempo les volverá a suceder lo mismo.
Isabel Menéndez, psicoanalista y autora del libro La construcción del amor, explica que: “La fase de enamoramiento acaba. Y debe acabar. Antes o después, hace acto de presencia la realidad. La fantasía de que el otro es perfecto cede, “y empiezas a ver sus limitaciones” Cuando tu pareja comienza a ser una persona normal, con sus virtudes y defectos, la realidad ha llegado, pero esto no tiene porque ser el fin de la relación.
Tras esa etapa de enamoramiento, la pareja puede continuar desarrollando el verdadero amor. Este amor se construye sobre la realidad de quien es mi pareja. Donde simplemente aprendo a aceptarle, porque soy más consiente de mí de lo bueno y de lo malo que hay en el otro. Este amor se construye sobre el romanticismo. Esto incluye el deseo de hacer cosas juntos, y el sentimiento sincero de que la otra persona es especial.
Esta etapa del amor se fundamenta en el compañerismo, en una visión común del mundo, y sobre todo, de un compromiso de no seguir buscando, sino de comprometerse a madurar el amor que comenzó con una atracción, que continuó con el enamoramiento, pero que se desarrolla y madura con el compromiso de permanecer.
Isabel Menéndez dice: “Lo más difícil para una pareja es pasar de la fase del enamoramiento a la del amor. El enamoramiento es muy demandante e infantil, y el amor es generoso y gratificante, mucho más duradero, maduro y placentero. Pero no es aburrido”. En el enamoramiento todo es sentir, mientras que en la etapa del amor hay que sentir y trabajar, para fortalecer el amor.
Lo que esto nos muestra es que las etapas por las que pasa la relación, son importantes. El problema es cuando pretendemos quedarnos en una de ellas. Si deseamos que nuestro matrimonio supere los obstáculos, crezca y se consolide, hay que pasar de una etapa a la otra, hasta que lleguemos al amor maduro y verdadero. Para lograr esto hay que crecer, madurar como individuo, y trabajar duro en la relación.
Pastor, Eliezer Pérez.
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