Hoy es común ver a mujeres muy bellas, delicadamente vestidas y maquilladas. Mujeres que despiertan todo tipo de pensamientos y pasiones. Esa belleza y buen gusto es lo que realmente detona esa admiración hacia ellas. Sin embargo, algunas de esas mujeres solo han cultivado la belleza externa, descuidando la más importante; la del corazón y el carácter; la belleza interior.
Viene a mi mente una canción de Rubén Blade que decía así: “Ella era una chica plástica de esas que veo por ahí de esas que cuando se agitan sudan “Channel N° 3” Que sueñan casarse con un doctor pues el puede mantenerlas mejor no le hablan a nadie si no es su igual a menos que sea “fulano de tal” son lindas, delgadas, de buen vestir, de mirada esquiva y falso reír”
La belleza física es pasajera ya que con el tiempo, las enfermedades, el estrés y los años va desapareciendo, aún cuando se trate de detenerla con maquillaje o con cirugía. En cambio, la mujer que cultiva la belleza del corazón se hace cada día mas hermosa, especial e interesante, y con los años se embellece mucho más.
La belleza interior es aquella que no se ve externamente, pero se percibe inmediatamente en la persona que la posee.
Algunas de esas cualidades que embellecen el interior de una mujer son El carácter. Este es la tarjeta de presentación ante las demás personas. Dependiendo de cómo sea el carácter de una mujer, será amada, respetada y admirada. El carácter tiene que ver con los valores que se poseen, con la manera de enfrentar los desafíos de la vida, pero sobre todo, con la forma en que nos relacionamos con las personas.
Una mujer con un carácter apacible; que sabe escuchar en vez de criticar, que siempre busca lo positivo en todo y deja de lado lo que no es importante para enfocarse en lo que sí es valioso, es una mujer atractiva y deseada por muchos.
Una mujer, que sabe comprender y ser empática con los demás, llama mucho la atención, sobre todo a los hombres. Una mujer que es capaz de respetar al hombre, en el papel que a este le toca jugar, sin interponerse en su camino, sino más bien siendo de apoyo, ánimo, y compañía es una mujer amada y valorada por su esposo.
Otra característica a destacar en una mujer que se embellece internamente es la prudencia. Esta le hace callar cuando es necesario, pero le hace hablar cuando es el momento oportuno. La prudencia le ayuda a saber decir lo que le incomoda, o lo que no le gusta, pero sin ser reiterativa hasta el cansancio. Una de las cosas que más detestan los hombres es una esposa que reclama algo una y otra vez, repitiendo lo mismo muchas veces, llegando a cansarlo. Recuerdo una oportunidad que mi esposa me dijo: “A partir de hoy no voy a repetirte las cosas, te lo diré una sola vez tu eres responsable de lo que hagas o dejes de hacer, esa es tu responsabilidad” Esto fue liberador para ella, pero puso una mayor responsabilidad sobre mis hombros.
Mujeres, es necesario que cultives la belleza de tu corazón. Eso no significa descuidar tu apariencia externa, sino equilibrar con lo externo lo interno.
Termino con un texto de las Sagradas Escrituras que dice: “No se interesen tanto por la belleza externa: los peinados extravagantes, las joyas costosas o la ropa elegante. 4 En cambio, vístanse con la belleza interior, la que no se desvanece, la belleza de un espíritu tierno y sereno, que es tan precioso a los ojos de Dios” (1 Pedro 3:3,4 NTV)
Mujeres, Dios las ha creado bellas, tanto por fuera como por dentro, no descuiden ninguna de estas dos áreas de su vida. Dios las bendiga.
Pastor, Eliezer Pérez.