La mejor discusión es la que no se tiene. Sin embargo, la realidad es que toda pareja experimenta diferencias y por ende discusiones que pueden llevar a momentos desagradables. Si discutir es parte del convivir en pareja, entonces pensemos por un momento cómo evitar caer en discusiones innecesarias que no conducen a nada. Te comparto varias ideas.
Observe que es lo que nos genera malestar.
Hay conductas o circunstancias que generan malestar y por eso es importante reconocer cuál es la raíz del problema, qué nos molesta, en lugar de tener mil discusiones siempre por lo mismo. Hay que tomarnos el tiempo en pensar en aquello que nos irrita del otro para ir a la raíz del problema y solucionarlo.
Piense en soluciones.
No se detenga en detalles o, hablar y hablar sin llegar a ningún resultado; piense en soluciones. Determine con su pareja cuál es el problema puntual, luego pregúntense: Que solución podemos darle a esto y lleguen a un acuerdo.
Hay discusiones bizantinas, o que no tienen solución. Por ejemplo; Ser de diferentes partidos políticos, o gustos diferentes en la comida, etc. No pierda el tiempo en ello, solo acéptelo y ya.
Sea comprensivo.
Busca ponerte en el lugar del otro y entender lo que le molesta, o lo que realmente desea. Cuando logras hacer esto la discusión no tendrá sentido ni valor alguno entre ustedes. Este aspecto, que si lo usáramos más comúnmente, nos evitaría muchos discusiones innecesarias.
Aprende a decir: “Tienes la razón”
No se empecine en mantener una posición sabiendo que no tienes la razón. Diga: “Estoy de acuerdo contigo, y no hay nada que discutir”. Si somos capaces de pronunciar esas palabras, terminaremos la discusión antes de comenzarla.
Escucha con atención a tu pareja.
Muchas discusiones se dan por el hecho de no escuchar con atención; interrumpen de manera innecesaria, para discutir sobre lo que el otro está diciendo y nunca dejan que termine la idea completa de lo que quiere decir. Esto genera malestar y calentamiento de los ánimos. Recuerde: “La buena comunicación comienza por saber escuchar”.
Evite la descalificación o el insulto.
Muchas matrimonios, al tener puntos de vista diferentes, comienzan una batalla de descalificaciones el uno contra el otro, irrespetándose mutuamente. No caigas en esa trampa de las ofensas. No olvides que una cosas es pensar diferente y otra es la persona. Habla sobre lo que piensas y opinas, pero no destruyas el aspecto emocional de tu pareja.
Toma en cuenta estos consejos y llévalos a la practica, y verás que las discusiones innecesarias no tendrán lugar en tu relación. Que Dios bendiga tu matrimonio.
Pastor, Eliezer Pérez