Cuando estamos en una relación de pareja, normalmente sentimos la necesidad de otorgarle gran parte de nuestra atención a dicha persona. En un intento por cuidar y conservar el amor, algunas parejas llegan al punto de controlar al otro sin considerar que este medio puede llegar a ser destructivo para la relación. Muchos piensan que dicho control es valido pues lo que se intenta es mantener el “amor” vivo. Pero, ¿Cuándo este control se torna excesivo? ¿Cuándo esta búsqueda por mantener una relación viva empieza a ser toxica para los individuos involucrados? Y ¿Cuáles son algunas de las señales que deben alertarnos al respecto?
- Cuando NO hay “libertad de expresión” en la relación: cuando tu opinión es ignorada, atacada y despreciada por tu pareja, quien a su vez intenta imponer su opinión por encima de la tuya, sin siquiera tomarse el tiempo para escucharte o discutir el tema de manera madura y racional.
- Cuando no hay respeto: este punto está muy relacionado con el anterior debido a que una evidencia de falta de respeto es cuando el otro no te permite expresarte con libertad. Cada idea u opinión puede generar toda clase de discusiones y peleas que no aportan nada positivo a la relación. En muchos de los casos el individuo controlador revisa las cuentas, celulares, y computadoras de su pareja en búsqueda de algo que deba reclamar. Es decir, no respeta tu privacidad.
- Cuando tu pareja exige que un 99% de tu tiempo y atención sea empleado en él o ella: tu pareja reclama las pocas salidas que tienes con tus amistades, las conversaciones y/o detalles que tienes para con tu familia, hijos o amigos en común. Si debes enfocarte en estudios o asuntos laborales entonces este tiempo también es reclamado y demandado por tu pareja.
- Cuando recibes llamadas y mensajes de texto de tu pareja constantemente: ciertamente hay personas que tienen esta tendencia en las relaciones, pero siempre se debe buscar el equilibrio en este sentido. Si tu pareja te agobia con excesivos mensajes y llamadas diarias, con preguntas que varían desde: ¿dónde estas?, ¿qué haces?, ¿cuándo vienes?, ¿con quien estas?, debes entonces estar alerta y evaluar hasta que punto son éstos justificados o excesivos.
- Celos enfermizos: cuando tu pareja te cela de todo y de todos, cuando eres perseguido, observado y cuestionado en cuanto a todo lo que haces, dices y piensas, debes estar alerta y ponerle un alto a esto en la relación. Los celos son malos consejeros y cuando estos son extremos pueden a llegar a ser incontrolables, asfixiantes y peligrosos.
- Cuando te sientes responsable de los cambios de humor de tu pareja: cuando empiezas a sentir que si tu pareja se molesta debe ser por algo que hiciste mal, o algo que dijiste que pudo haberlo incomodado.
- Cuando empiezas a hacer cosas a escondidas de tu pareja para no tener que darle explicaciones: para evitar una pelea o un momento desagradable, decides omitir cierta información que sabes puede disgustar a tu pareja. Al principio parece normal, pero en algún punto se empieza a ocultar mas y mas información por temor a la crisis. Hay que estar muy alerta ante esta señal y ponerle un alto en el momento justo, debido a que no es normal ni sano ocultar información por temor a la reacción del otro.
Es importante destacar que lo anteriormente expuesto no solo se aplica a las parejas en el matrimonio sino en el noviazgo también. Por otro lado, en las familias dicho comportamiento se puede manifestar en las relaciones que nuestros hijos mantienen con otros, llámense amigos o novios. Si observas algunas de estas conductas en tu hijo o en sus seres cercanos, tomate un tiempo para conversar sabiamente con el o ella y explicarle lo que es sano o no en una relación.
Finalmente, si al leer esta lista te has dado cuenta que hay uno de estos puntos con el cual identificas a tu pareja, cuidado! Es momento entonces de sentarse a pensar y evaluar la relación para ponerle un alto a dicha conducta antes de que se torne incontrolable y mas dañina. Recuerda, nunca es tarde para detener cualquier tendencia al control o a ser victima de este
Psicóloga Anaely Pérez