Si algo es complicado, es el contacto o toque emocional entre la pareja. El crear una verdadera intimidad emocional, conlleva el encuentro y la unión de dos vidas diferentes emocionalmente. Esto es complicado porque se trata de dos personalidades que están aprendiendo a armonizar y que tienen la carga de ser dos géneros, masculino y femenino, por lo tanto son emocionalmente diferentes.
La intimidad comienza cuando de manera intencional y deliberada se comparten el mismo mundo: tiempo, intereses, sentimientos, pensamientos, metas e ideales. Para lograr esto, hay que determinar pasar tiempo juntos y desarrollar comunes intereses que les permitan compartirlos y dejarse involucrar por ellos.
Para que esto ocurra, la pareja debe disponerse a comunicarse más allá de lo que comúnmente hacen. Para ello la pareja debe compartir experiencias, sueños, temores, y secretos que no compartirían con cualquier otra persona. Creo, sin temor a equivocarme, que esto es una de las mayores necesidades de las parejas, el abrirse a una comunicación profunda, ya que eso sí nos acerca emocionalmente. El compartir privadamente aspectos muy personales y privados desarrolla la intimidad emocional, como ninguna otra cosa.
Otro aspecto que ayuda a desarrollar la intimidad emocional, es la seguridad de ser comprendido. La pareja necesita madurar en la aceptación y respeto al otro. Si en una conversación privada alguno de los cónyuges se ve ofendido, incomprendido, burlado, percibe desaires y críticas, simplemente bloqueará su mente y sus sentimientos, impidiendo el desarrolle de la intimidad física y emocional.
Este tipo de conducta o actitud es un golpe mortal para el amor, la intimidad, y todo lo bueno que desearía tener en su matrimonio. Si usted quiere una verdadera intimidad en su matrimonio, tiene que establecer la base de la confianza, aceptación y respeto en su relación. (lea el artículo “COMO SER FELIZ POR 35 AÑOS CON LA MISMA MUJER”)
Algo que ayuda a desarrollar la intimidad emocional es ocuparse en lo que a el o ella le interesa realmente. Algunas veces se piensa que haciendo esto o aquello mi cónyuge estará feliz, cuando realmente lo que hago “por él/ella” no es lo que le interesa o importa en ese momento. La pregunta que hay que hacerse es: ¿Qué es lo que realmente le interesa o necesita? Si me preocupo por satisfacer esa necesidad, antes que la mía propia, estaré dando un paso importante para estrechar nuestra relación emocional. Esto se logra teniendo un diálogo abierto donde hay una mutua sinceridad.
Cuando mi esposa me ha pedido que la ayude con algo y ella ha notado que pongo algunas cosas de lado para ayudarla, en ese momento, yo puedo notar como nos acercamos más, y la intimidad emocional se fortalece. Recuerdo cuando estudiábamos en el Seminario y teníamos que entregar monografías escritas a máquina, (la computadora estaba en desarrollo). Ella, no solo hacía sus trabajos, a máquina, sino que con mucho amor y esfuerzo, escribía también los míos. Aunque usted no lo crea, algo tan simple como eso, nos acercaba más a la intimidad emocional trayendo como resultado un mayor amor entre nosotros.
Resolver los problemas, lo más pronto posible, nos ayuda a permanecer en la intimidad emocional. Hay un principio Bíblico que nos enseña, que no debe terminar el día, ponerse el sol, sin que se resuelvan nuestras diferencias. Cuando usted ama a su pareja y ha desarrollado un nivel de intimidad satisfactorio, el enojo desaparece rápidamente. Es un alivio perdonar, olvidar, y de nuevo retomar la cercanía con el otro. El decir lo siento o perdóname, de forma inmediata, alimenta el deseo de mantener la intimidad emocional.
Mi apreciado amigo (a), ¿cuanta intimidad emocional tienes con tu pareja? ¿cómo está la comunicación franca y abierta? ¿respetas a tu cónyuge cuando te habla de sus intimidades? ¿escuchas con atención y empatía su temores, carencias y necesidades? Te invito a que cultives la intimidad emocional con tu pareja. Recuerda, No te Rindas.
Pastor Eliezer Pérez.