Siempre debemos estar alerta sobre algunas conductas o actitudes que no ayudan a resolver los problemas de pareja, y que al contario, los incrementa. Es necesario tomar acciones para que estos errores no se apoderen de nosotros. Hoy les comparto cuatro de los más comunes.
No tiene que hacer del problema una guerra nuclear. Hay matrimonios que cuando tienen diferencias quisieran aniquilar a su enemigo, y no se trata de eso. Realmente usted no quiere pasar sobre el cadáver de su cónyuge, usted lo que desea es que se solucionen aquellas cosas que les están causando problemas en la relación.
Algunos, al no entender esto, hacen que el conflicto sea mayor de lo que realmente es. Esto provoca, que en ves de haber un acercamiento, haya un alejamiento en la pareja. Algunos maltratan verbalmente, con odio, y mal intención a su pareja. Otros se atrincheran en el: “yo quiero el divorcio” otros, en tirar portazos o golpear cosas, algunos llegan al extremo de golpear a su pareja. Si te detienes y piensas con calma sobre la situación que te molesta, notarás que no es tan grande como parece, y pondrás el problema en su justa dimensión.
No hay que lavar la ropa sucia ante los demás. Hay parejas que les encanta hablar de sus problemas delante de otras personas, esto es un gran error. Los asuntos particulares del matrimonio no se deben discutir ante cualquier público, en especial si es la familia.
Hay personas que cuando están en grupo se llenan de valor y comienzan a decirle a su cónyuge lo que no le ha dicho en privado. Otros, usan el sarcasmo o las bromas para criticar a su pareja delante de los demás. Por favor, si usted es uno de estos, no lo siga haciendo. Esto no le traerá solución ni mejoría en la relación. Decida abandonar esa estrategia y comience a buscar la forma de hablar directamente y a solas los problemas con su pareja. Deje de descalificarlo (a) delante de otros.
No use el silencio de ultratumba. Hay cónyuges que al molestarse, o no encontrar la solución al problema se encierran en si mismo y deciden dejar de hablarle a su pareja. Esto es bueno cuando se usa para meditar y sacar conclusiones bien pensadas que traigan una salida al problema. Pero cuando esto se hace como una retaliación, en contra del cónyuge, es una muy mala estrategia.
Esto es una manera de negarnos a enfrentar el problema, no queremos hablar de eso. Esto lo que hace es ir amontonando piedras en la relación, que se convierten, con el tiempo, en montañas que no se pueden escalar. Evite esta estrategia del silencio de ultratumba y enfrente las diferencias con honestidad.
No use la relación sexual como una manera de castigo. Algunos cónyuges usan la relación sexual como una manera de castigar o premiar. Cuando el sexo se usa con este fin, la relación física se degenera y cae en lo que llaman algunos, una relación animal. Esto no debe ser, ya que la sexualidad es una manera de mostrar amor, interés y aprecio por la persona amada; donde ambos disfrutan de la intimidad.
El otro peligro de esta conducta es que puede llevar a uno de los cónyuges a un encuentro extramatrimonial, debido a lo escaso de la intimidad con su pareja. Muchos esposos se enojan o se deprimen porque sienten que tienen que ganarse el favor y la misericordia de su esposa, para tener intimidad. Entiendo perfectamente que la relación es mas que un coito, es una relación emocional y afectiva que involucra todo y que por eso la relación debe estar siempre en buenas condiciones. Sin embargo, cuidado de no usar esto para manipular a su cónyuge, o castigarlo o premiarlo.
Si hay alguna de estas conductas en usted, decida cambiar y pelear con las armas que traigan verdadera solución a los problemas. Recuerde, No se rinda.
Pastor Eliezer Pérez.