En un mundo tan convulsionado como el de hoy, cada día son mas las familias que experimentan de primera mano los efectos de la depresión infantil. De hecho, se estima que entre un 10 a 15% de los niños y adolescentes experimentan la depresión en algún momento. Parece ilógico pensar que un niño a tan temprana edad pueda tener sentimientos de tristeza profunda. Sin embargo, son muchas las presiones sociales, familiares y emocionales a las que el infante se enfrenta hoy día.
A diferencia del adulto, la depresión en los niños es exteriorizada a través de síntomas que pueden pasar desapercibidos para los padres. Es por ello, que a continuación comparto algunos de estos síntomas ante los cuales todo padre debe estar alerta.
Aburrimiento: el niño parece estar aburrido e irritable constantemente. Este pareciera estar experimentando un estado de malestar e incomodidad continuo, en donde nada parece satisfacerle.
Acobardamiento y retraimiento: el niño experimenta cierto nivel de aislamiento al no querer relacionarse con sus pares. Evita por lo tanto, este tipo de relaciones.
Falta de atención, concentración y memoria: suele estar distraído y lento. Tiene pocos gestos faciales al momento de hablar, se le escapan los detalles de las circunstancias, y manifiesta poca verbalización.
Desmejoramiento del rendimiento escolar: debido a su falta de concentración, aburrimiento y retraimiento, sus notas escolares se ven afectadas.
Falta de apetito o aumento del mismo: sus hábitos alimenticios cambian. En algunos casos el niño que solía comer de forma abundante o equilibrada disminuye su apetito. Otros niños pueden aumentar considerablemente su ingesta de comida diaria.
Agotamiento físico: el niño parece estar agotado físicamente. Manifiesta estar cansado continuamente.
Sueño alterado: la cama es su lugar predilecto, por lo que la mayoría del tiempo prefiere dormir o estar quieto. Hay niños que por el contrario les es difícil conciliar el sueño, presentando también en ocasiones miedos nocturnos. Es importante señalar que en el niño deprimido, el sueño (aunque puedan ser muchas horas de este) suele no ser reparador. Es decir, el tiempo de descanso no les ayuda a recuperar fuerzas sino que los deja letárgicos.
Enfermedades: el niño puede experimentar manifestaciones físicas de su depresión (somatización) tales como el estreñimiento, hipotensión, y malestares físicos. El niño también puede mostrarse realmente preocupado por heridas de menor grado que se ha hecho o tener ideas extremas con respecto a algún malestar físico que presente (voy a morir a causa de esto, etc.).
Es importante que el padre esté atento también a la forma en como el niño se expresa, las cosas que dice que puedan revelar su estado emocional. En el caso de los niños mas pequeños, es importante observar su nivel de movimiento físico, ya que cuando este aminora sustancialmente puede ser un indicador de depresión. Otros factores a tomar en cuenta son las circunstancias familiares y sociales que pueda estar experimentando el niño y que a su vez puedan ser una fuente de inseguridad, inestabilidad, o confusión para el mismo.
Sea usted un padre, un tío, tía o un maestro escolar, es importante siempre tener presente estos síntomas, debido a que dicho conocimiento nos podrá ayudar a identificar cuando un niño puede estar pasando o entrando en depresión.
Psicóloga, Anaely Pérez.