En la vida de pareja, es imposible que no tengamos diferencias, malos entendidos, momentos de malestar, etc. Es una utopía que estas cosas no ocurran, pero el asunto no es que pasen, sino la ira que nos produce. La Biblia declara: “Enójense, pero no pequen; reconcíliense antes que el sol se ponga…” (Efesios 4:26)
La ira es el sentimiento de desagrado que una persona tiene ante una circunstancia determinada, que le impide actuar de forma serena produciendo alteraciones de la conducta que llegan a ser extremas. En el matrimonio se experimenta muchas veces la ira, trayendo como consecuencia maltrato verbal, psicológico, y en algunos extremos, hasta físico.
El enojarse o airarse, no es el problema, porque todos lo experimentan en mayor o menor grado, el asunto está cuando se le permite al enojo pasar más tiempo del que debemos en nuestra mente y corazón, haciendo que este llegue a dominar nuestra conducta, llevándola a extremos peligrosos.
Qué hacer cuando por alguna razón nos airamos o nos molestamos, con nuestro cónyuge
- No permita que la ira se extienda en el tiempo. Sea cual sea la razón por la que se enoje, busque lo más pronto posible resolver la desavenencia. Es posible que el momento en si no se preste para el entendimiento, pero se puede hacer una tregua de paz para calmar las emociones. Luego de algunas horas retome el tema con el firme propósito de llegar a un entendimiento.
- No piense más de lo que debe pensar. Hay algo que algunos llaman, “El diálogo interno” lo cual alimenta la ira y la detona con mayor fuerza. El dialogo interno es esa conversación que en su mente le lleva a exagerar, imaginar y a hacer del problema algo más grande de lo que es realmente. Detenga ese diálogo enfocándose en la realidad del asunto. Evite agregarle suposiciones o imaginaciones al problema y deje de pensar lo que no ha sucedido.
- No deje que la ira desborde sus emociones. Cuando no se resuelve el problema prontamente y se permite que el pensamiento y las especulaciones de la mente nos envuelvan, las emociones serán sobreexcitadas. Es en este momento que la rabia, la desesperación y los sentimientos de impotencia nos sacan de nuestras casillas y nos impiden ver con claridad y razonar con madures y cordura. Mantenga bajo control sus emociones y no deje que estas lo controlen y lo usen. Recuerde que un momento de ira descontrolada puede condenarlo por el resto de su vida.
- busque la reconciliación, antes que la ira lo atrape. El pasaje Bíblico dice que “busque la reconciliación”. Para que haya una verdadera reconciliación hay que pensar en el punto de vista del otro; es poner en practica la tolerancia y la aceptación. A pesar de que no esté de acuerdo con su pareja, esto no implica que tenga que destruir el matrimonio. Reconozca su equivocación, o su conducta cuando ésta ha herido los sentimientos del otro. Pida perdón y perdone. Por último, enfóquense en el problema y no en la persona, esto le evitará atacarlo y si resolver el problema.
En la relación de pareja, es necesario que la ira sea minimizada a su más mínima expresión. El matrimonio debe aprender a resolver sus diferencias sin darle espacio a la ira o rabia en ninguna de sus manifestaciones. Cultive el respeto por su pareja y aprendan a dirimir sus problemas si caer en la violencia causada por la ira.
Pastor, Eliezer Pérez
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