Hay elementos en la pareja que se convierten, con el tiempo, en destructores de la buena relación. Cuando estos elementos o acciones se hacen de forma repetitiva terminan minando el amor, el aprecio y el reconocimiento que existe entre la pareja, causando en ellos, sentimientos negativos que pueden llevarles a odiarse mutuamente.
Hay tres de ellos que considero sumamente peligrosos y que debemos evitarlos.
1. La amonestación o regaño permanente.
Esta es más comúnmente usada por la mujer, aunque los hombres no estamos exento de ello. El continuo regaño llega a agotar y atormentar al cónyuge, haciéndolo más renuente a oír la queja. Un notable Psicólogo encontró que la queja y el regaño incisivo y persistente era el peor defecto de las esposas. La empresa Gallup, realizó una encuesta donde encontró que este problema ocupa el primer lugar en la lista de los defectos femeninos. El sabio Salomón dijo en una oportunidad: Gotera constante en un día lluvioso es la mujer que siempre pelea. Quien la domine, podrá dominar el viento y retener aceite en la mano. (Proverbios 27:15-16) Apreciadas mujeres, Recuerden: “Las moscas se cazan con miel, no con vinagre”. Si quieres que tu esposo preste atención a tus demandas, busca formas de decir las cosas, que lo motiven a comprender el problema y lo impulsen a realizar los cambios que tu deseas.
2. El segundo elemento son los arranques de ira.
Los arranques de ira, son una manera extrema de expresar algo que desagrada e incomoda. La ira muchas veces se expresa por medio de gritos, humillaciones, críticas, apodos sarcásticos, descalificaciones, malos tratos y aun golpes. Cualquiera sea la forma de expresarla, estas acciones producen desencanto y desilusión que van minando el amor. Es probable que pienses que lo hecho por tu cónyuge justifica tu ira, pero ésta, en la mayoría de los casos, causa más problemas que soluciones. Para el hombre es más fácil manejar la ira, mientras que la mujer aguanta menos, ya que ellas son más sensibles emocionalmente y, por esa razón, les toma más tiempo recuperarse. Si la ira forma parte de tu matrimonio, no importa cuan insignificante parezca, tiene que ser eliminada si anhelas tener una relación marital saludable. La Biblia dice: “Si se enojan, no permitan que eso los haga pecar. El enojo no debe durarles todo el día”
3. El tercer elemento es la crítica.
Si quieres que tu matrimonio se acabe, critica a tu cónyuge. Los matrimonios con mayores probabilidades de fracasar son los que se han visto afectados por la crítica. Según la opinión de Howard Markham, profesor de psicología de la Universidad de Denver, “Un comentario mordaz borra veinte actos positivos de bondad”. Una de las cosas que trae la crítica es que coloca a la otra persona a la defensiva. Cuando esto sucede, la reacción del agredido es también criticar al otro, incrementando así la ira en la discusión. La crítica constante abre la posibilidad del naufragio matrimonial llevándolo, si es posible, al divorcio. En vez de criticar, te animo a que comiences a ver las cosas positivas y favorables de tu cónyuge, así estarás dando un golpe fuerte al mal hábito de la crítica.
Mi apreciado amigo, amiga. ¿Alguno de estos elementos forman parte de tu relación marital? Si tu respuesta es positiva, habla con tu pareja sobre el asunto y decide hacer un cambio. Si es difícil para ti superarlo, busca ayuda profesional lo más pronto posible, no esperes que sea demasiado tarde. Que Dios te bendiga.
Pastor, Eliezer Pérez