La semana pasada hablamos de las raíces de este problema, mientras que hoy conoceremos algunas estrategias para corregir la tendencia a mentir en nuestros hijos.
• Recuerde que los niños aprenden mas por lo que ven que por lo que le dicen que debe hacer. Sea usted un ejemplo digno de ser seguido por el y digno de su confianza también.
• Usted debe saber distinguir entre lo que es la fantasía infantil y una costumbre de mentir. Los niños ( en especial lo mas pequeños), suelen no poder distinguir entre ello. En eta etapa, resulta imprescindible orientar al niño para que sepa diferenciar entre ambas, sin necesidad de regaños o represalias desproporcionadas. Indague haciendo preguntas al respecto para saber que intenta decir, y aclare cuando lo que se dijo es una broma, un juego, exageración o la verdad.
• Como padres, entendamos que tenemos el deber de inculcar en nuestros hijos, valores elementales como el amor por la verdad, la honestidad, la responsabilidad, la integridad y el dominio propio. Dichos valores les enseñarán la satisfacción de saber: “estoy bien y puedo ser aceptado tal como soy “, puedo recibir un “no” sin hacer un berrinche; estoy bien con lo que tengo y soy feliz con ello; debo ser en todo lugar y en todo momento la misma persona sin necesidad de querer ser otra cosa ante los demás. Debo pensar antes de hacer algo que pueda traerme consecuencias. Mi buena conducta debe ser la misma siempre, aunque no me estén viendo.
• Debemos medir la confianza. Al dar algún tipo de responsabilidad al niño, que conlleva confianza, debemos evaluar si es merecedor o no de ella. Si el niño no responde positivamente a la confianza otorgada, no le dé privilegios que no haya ganado con responsabilidad y madurez. Cuando falle, hágale ver lo defraudado que se siente y cuales fueron las consecuencias de su comportamiento. Al mismo tiempo, provéale nuevas oportunidades en donde con esfuerzo gane su confianza.
• Supervise que este aplicando este valor. No confíe solamente en lo que el niño le dice, tome tiempo para confirmar si lo que afirma o hace, es verdad o no. Confírmele su buena conducta reconociendo y felicitándole por su avance. Hágale ver la supervisión como parte normal de su crianza.
• Incúlquele el valor del esfuerzo, para que no se vea tentado a buscar la salida mas fácil. Indíquele que hay satisfacción al tener una conciencia limpia consigo mismo y con los demás al hacer bien las cosas. Esto lo puede enseñar con cosas muy básicas. No tomar atajos en la limpieza de su cuarto al esconder el sucio, o al cuidar de su higiene personal; Asígnele tareas que deba cumplir en el hogar y hágale sentir parte de ese cuidado.
• Respete su privacidad en la misma medida en que sea confiable y tenga la madurez requerida. Recálquele que la privacidad es un privilegio ganado a través de una conducta confiable.
• Aplique la disciplina al descubrir la mentira. Confróntelo y permítale correr con las consecuencias. Si mintió a alguien, hágale pedir perdón a la persona al confesarle su mala acción y asígnele un castigo que le ayude a subsanar el mal.
• Conozca bien a su hijo y aprenda a detectar sus mentiras a través de sus palabras, posiciones corporales, y sus hábitos. reconozca lo que es y no es capaz de hacer o decir. Vuélvase un detective o cazador de mentiras. Recuerde que mientras mas crecen, más astutos serán para mentir. Este será un trabajo permanente hasta que vea cumplido su deseo de hacer de su hijo(a) una persona con un alto nivel de honestidad.
Educadora, Ana M. Vargas