La Navidad es una fiesta familiar. Comenzó en Belén de Judea con el nacimiento de Jesús, el hijo de Dios, en el seno de la familia de José y María. Este acontecimiento traía una promesa incluida, y es que por medio de Jesús serían benditas todas las familias de la tierra. Esta bendición abarca la fe, la esperanza y el amor, tres elementos que deben conformar todas las familias.
La Navidad nos habla de la fe en el seno familiar. Hay que fortalecer la fe en Dios de forma personal y familiar. La fe o confianza es la columna vertebral de toda relación. Esta se traduce en confianza, y se manifiesta en el cónyuge, en los hijos, y en todos los integrantes de la familia. La manera de consolidarla es cumpliendo las promesas hechas, viviendo de manera congruente, y amando genuinamente al cónyuge e hijos.
La fe no es tener “mente positiva”, es mucho más que eso. La fe y la confianza es creer el uno en el otro, es esperar lo mejor de cada uno, sin permitir que la duda corroa el amor familiar. Anímate a que en estas navidades, la fe y la confianza en tu familia, se fortalezca. Proponte, como una meta, consolidarla en el nuevo año que se avecina. La confianza y la fe pueden cambiar tu familia.
Esta fiesta familiar, también nos habla de la esperanza. El nacimiento de Jesús, trajo esperanza a la sociedad de aquel entonces y a toda la humanidad. El ser humano no puede vivir sin esperanza. La esperanza es lo que mantiene el deseo de que vendrán tiempos mejores, que todo puede cambar.
Según el diccionario la esperanza es un estado de ánimo en el cual se nos presenta como posible lo que deseamos. La esperanza conlleva a tener confianza en el presente y una expectativa firme en el futuro y tiene una relación cercana con la fe. La esperanza consiste en un deseo y en la creencia firme en que éste se hará realidad. En medio de cualquier circunstancia que viva tu familia, la esperanza es lo que puede ayudarte a luchar y a buscar las alternativas y soluciones que necesitas, eso sí, con la esperanza de que lo conseguirás y que todo puede cambiar.
Así como la fe y la esperanza son relevantes en el seno familiar, El Amor, es lo más importante. Dios es un eterno enamorado de su creación. La venida de Jesucristo es la muestra del amor de Dios por la humanidad. Creo que la fe y la esperanza son expresiones que se alimentan del verdadero amor que se tienen todos los miembros de la familia. Le pregunté a un amigo, que vivió 45 años de casado, ¿cuál creía que era la clave para vivir realmente feliz con la misma persona? Sin titubear me respondió: ¡El amor! Todo lo demás son manifestaciones de este.
Pregúntate ¿Estoy amando realmente a mi cónyuge, a mis hijos? ¿Mi amor es condicional, si ellos me aman yo los amo? ¿Mi amor depende de cómo me traten, y si me dan lo que quiero? Recuerda, el amor es una decisión y tu haz decidido amar a tu familia, ámala a pesar de ellos. Decida ser el vínculo de amor en tu familia.
En estas Navidades, y durante toda la vida, proponte hacer de tu familia un nido de amor. Que todos se sientan amados. Permite que el amor de Dios llene a toda tu familia. Es de esa manera que lograrán ser felices, todo el año y, todas las navidades por venir.
¡Feliz Navidad!
Pastor, Eliezer Pérez.