¿Conoce usted cuales son sus límites o los límites de su pareja? Esto tiene que ver con su ser emocional. Así como hay límites fronterizos en los países, o cercas que delimitan una propiedad, así usted tiene límites que solo usted conoce. Cuando estos son cruzados por alguien, sin su consentimiento, le causa malestar y enojo.
Los límites son lo que usted es. Allí están su personalidad, sus virtudes y defectos, sus metas y sueños, y todo aquello que compone su vida. Por lo general este es un lugar privado y no deseamos que nadie entre o cruce, a menos que lo invitemos o se lo permitamos. Lo que deseamos es ser respetados por nuestros valores e ideas que reflejan nuestra identidad.
La idea fundamental, con respecto a los límites, es que cada individuo es una personas única e individual. Esto conlleva el respeto de los demás por usted, al tratarle como una persona única y separada, con virtudes y defectos, sentimientos y gustos diferente. Es allí donde nadie debe entrar a menos que se le invite.
Esto también implica el respeto por uno mismo. Necesitamos estar lo suficientemente seguros y firmes para decirle a aquellos que buscan siempre cruzar nuestros límites, que están violando nuestro espacio, sin temor y culpa.
La mayoría de las discusiones o malos entendidos que a diario enfrentan los matrimonios, ocurren cuando sin pedir permiso se atreven a cruzar la línea del otro. Para evitar esto, ponga en practica lo siguiente:
- respete los derechos y el espacio de su cónyuge, como le gustaría que respeten el suyo.
En vez de imponer su idea sobre el viaje que desean hacer, el carro que quieren comprar, o la discusión que está pendiente. Le animo a que le pregunte antes de hablar, ¿Podría hablar contigo sobre el tema que está pendiente, esta noche? Otra manera de pedir permiso sería: Me gustaría que me des tu opinión sobre lo que esta pasando en mi trabajo, pero no tiene que ser ahora. Lo que trato de decirte, es que debemos respetar los límites de la pareja y aprender a entrar en ellos para no causar malestar.
- Aprenda a aceptar el no. Muchas veces la respuesta del cónyuge será: “ahora no quiero”. Esto quiere decir que el otro no está listo, o no quiere hablar de ese tema por ahora y usted debe respetar su decisión. Por esa razón tenemos que aprender a pedir permiso para entrar en los límites del otro. Al abordar las cosas de esta manera, logramos una discusión más franca, en paz y propósito.
- Recuerde que todo tiene su momento apropiado. es mejor esperar el momento adecuado, que actuar en el momento equivocado. Cuando nos empeñamos en empujar a nuestra pareja hacia donde no desea, (una conversación, un lugar, algo que en ese momento no desea) logramos es una gran frustración e ira. Por eso necesitamos aprender a esperar y lograr el permiso de entrar en el terreno del otro, con la bandera blanca de paz.
Muchas de nuestras discusiones, o enfrentamientos ocurren cuando decimos cosas inapropiadas, cuando en vez de pensar detenidamente lo que queremos, y la manera como lo abordaremos, nos lanzamos sin tener el paracaídas en la espalda y como consecuencia nos estrellamos. Luego nos decimos: “Qué dije mal” “por qué te molestas” “nunca te puedo hablar”
Evite esos malos momentos aprendiendo a respetar el espacio de su cónyuge y pidiendo permiso para hablar aquello que para usted es importante, pero que el otro no está listo para abordarlo.
Pastor, Eliezer Pérez.