Escuchar parece una tarea sencilla, pero no lo es. El acto de escuchar no es solamente detenernos a decodificar las ondas sonoras que circulan a nuestro alrededor, es más bien el acto de prestar atención a un mensaje que se nos trasmite, analizando y meditando en su contenido.
A veces resulta difícil escuchar, cuando sabemos que lo que la otra persona tiene que decir, probablemente no es de nuestro agrado. No obstante, si aprendemos el arte de escuchar, seremos capaces de mejorar en nuestras relaciones interpersonales y aprenderemos nuevas lecciones que nos harán crecer emocionalmente.
He aquí algunos tips que podrán ayudarle a escuchar con mayor efectividad:
- Ajusta tu actitud: el acto de escuchar con efectividad implica que tienes la disposición emocional y psicológica para hacerlo. Es decir, dentro de ti has tomado la decisión de detenerte a escuchar (meditar) y a aceptar el mensaje que el otro te trasmite, aun cuando estés en desacuerdo con su contenido. Esto no quiere decir, que dirás que sí a todo lo que el otro te dice, sino que trataras de ser receptivo. Cada vez que venga alguien a hablar contigo, dispón tu mente a escuchar (meditar) el mensaje y se receptivo a las palabras del que habla. Más que una acción, resulta ser una cuestión de actitud. (apertura)
- Ten cuidado con los pensamientos: A veces mientras la otra persona habla tenemos la tendencia a ir acumulando argumentos que diremos tan pronto como el otro termine su turno. Este sencillo acto, no nos permite prestar atención, sino que va generando emociones preconcebidas que más tarde explotarán en una fluida verborrea en contra de quien nos habla. Es por ello, que mientras el otro habla, trata de mantener tu mente tranquila y atenta, pero no concentrado en tus propios argumentos o pensamientos, sino enfocado en las palabras que son expresadas por el otro.
- Escuche con su cuerpo: no solamente las acciones dicen más que las palabras, también nuestros gestos dicen más que nuestro discurso. Mientras escuche, no cruce sus brazos, ni frunza el ceño; trate más bien de mantener sus brazos abiertos y un rostro que denote atención. Coloque también todo su cuerpo en dirección a la otra persona, no converse de “medio lado”, o mirando hacia otro lado, o con su rostro hacia abajo; en vez de esto, mantenga sus ojos y rostro fijos en la otra persona. Estos pequeños cambios en su postura corporal le ayudaran a tener una mejor disposición a escuchar, pues al cambiar su postura le estará enviando un mensaje inconsciente a su cerebro de que debe ser atento, abierto y receptivo hacia el otro.
- Evite interrumpir: cuando interrumpimos al que nos habla damos el mensaje de que lo que tenemos que decir es más importante que lo que el otro está diciendo. También en ocasiones, es un acto de irrespeto, pues sin querer nos imponemos abruptamente en la conversación, sin dejar que la otra persona termine su idea. Al dejarle hablar sin interrupciones, estamos diciendo: “Todo lo que tienes que decirme es importante”. Si evitamos interrumpir, estamos entonces reafirmando la posición del otro en la conversación y dándole valor a sus palabras.
- Parafrasea: Cuando la otra persona termine de hablar, hágale un breve resumen a este de lo que él o ella le ha dicho. No añada sus ideas o interpretaciones, simplemente resuma brevemente el mensaje central que el otro le ha dicho. Puede iniciar de la siguiente manera: “Ok, creo entender que lo que tú me quieres decir es que…”, y culmine diciendo: “Es eso lo que me quieres decir?” Si la persona responde que sí, entonces proceda a dar su respuesta; En caso de que haga la observación que no, entonces pídale que le aclare el mensaje. Esto ayudara a que el otro sienta que en verdad prestó atención a lo que le dijo y evitará toda posible mala interpretación.
Le animo a que desde hoy comience a poner en practica estos tips y vera como todos a su alrededor responderán de manera positiva a dichos cambios. ¡No se rinda! A veces las pequeñas cosas terminan haciendo una gran diferencia.
Psic. Anaely Pérez.
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