Escuchaba un programa de radio, donde la persona que exponía su caso decía lo siguiente: “Me he casado tres veces y estoy por casarme por cuarta vez, señor Palao, que me aconseja usted: “…Mi consejo, mi apreciada señora, es que no se case. Por lo que me cuenta en su carta, puedo deducir que el problema en sus anteriores matrimonios, ha sido usted…”
La respuesta es siempre la misma: “Mi problema es mi esposo (a). En esencia yo soy una buena persona pero mi pareja es insoportable, ya no puedo vivir más a su lado.
La tendencia humana es siempre culpar al otro. Describimos nuestros problemas desde el punto de vista de los errores de nuestro cónyuge.
Acostumbro, que después de escuchar a la persona describir los errores de su pareja, le pregunto: ¿cuáles son tus fallas, tus errores en toda esta situación? ¿de que forma has colaborado para que tu relación no funcione bien?
Es sorprendente, que la mayoría nunca hayan pensado en ello. Por lo tanto, la respuesta es ambigua y superficial, debido a que no se han detenido a pensar en que ellos son parte del problema.
Preste atención a estos consejos
- No intente cambiar a su pareja. no se desgaste buscando sus defectos y la raíz de su problema. No se canse intentando sacar la pajita de su ojo. Si hace esto, gastará energía de forma innecesaria, ese no es el camino por donde iniciar. El lugar por donde comenzar es por sus propios errores y sus defectos. (Sacar la viga de su propio ojo). La pregunta que necesitamos hacernos cuando nos encontremos en cualquier situación de conflicto es: ¿Qué está pasando conmigo? ¿cuáles son mis fallas en todo esto?
No estoy diciendo que su pareja no es responsable de lo que pueda estar pasando, sino que lo primero que debe hacer es examinase a usted mismo, antes de enfilar su ataque hacia el otro.
- Recuerde, usted no es perfecto. Aunque el 95% del problema de su matrimonio es causado por su cónyuge, mientras que usted es solo responsable del 5%, es posible, que cuando usted comience a reflexionar, esos porcentajes cambien y entonces en vez de enfocarse en cambiar al otro, usted comience por cambiarse a si mismo. El comenzar por usted es la clave para el mejoramiento de su relación matrimonial, ya que al hacerlo, estará dándole una invitación, no verbal, a su pareja para que haga lo mismo.
- Por dónde comenzar. ¿Qué hacer para examinarme a mi mismo (a)? Le sugiero que tome un tiempo a solas, que se aparte del ruido, de las distracciones y se enfoque en analizar cada aspecto de su relación, en la cual considere está el problema. Mírese a usted y cómo ha actuado en esas circunstancias. Observe cuales han sido sus reacciones, gestos, y sobre todo, escuche las palabras que ha pronunciado en esos momentos y los sentimiento que se han anidado en su corazón. Al hacer un recuento como este de su vida matrimonial, podrá observar que mucho de la solución está en sus manos y que no depende exclusivamente del otro.
Deja de culpar a tu cónyuge, de todos los males de la humanidad y de tu matrimonio, y comienza enfocarte en ti, de esa forma comenzarás a mejorar tu matrimonio, y tu pareja te lo agradecerá.
Concluyo con las palabras de Jesucristo: “¿Y por qué te preocupas por la astilla en el ojo de tu amigo, cuando tú tienes un tronco en el tuyo? ¿Cómo puedes pensar en decirle a tu amigo: “Déjame ayudarte a sacar la astilla de tu ojo”, cuando tú no puedes ver más allá del tronco que está en tu propio ojo? ¡Hipócrita! Primero quita el tronco de tu ojo; después verás lo suficientemente bien para ocuparte de la astilla en el ojo de tu amigo” Mateo 7:3-5
Pastor, Eliezer Pérez
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