La vida moderna y post moderna ha traído muchas cosas buenas, pero también nos ha quitado algunas que han sido de mucho provecho para la familia. Una de esas cosas que nos ha quitado, es el comer en familia. Actualmente, el ritmo de vida, las largas jornadas laborales y las actividades después del colegio se interponen en estos ratos familiares. Hay menos tiempo para estar juntos y sobre todo, para sentarse a la mesa y disfrutar, no tan solo de los alimentos, sino de la compañía y el calor familiar.
El comer juntos es uno de esos aspectos que trae mucho beneficio a las familias que lo practican. Observemos cuales son algunos de ellos.
1. Ayuda a mantener la familia unida. Una de las maneras más efectivas de acercarnos a las personas, establecer una amistad y conocernos, es sentándonos alrededor de la mesa y disfrutando de los alimentos. Esto es aplicable al núcleo familiar. Es por esa razón que cuando padres e hijos comen juntos se produce un vínculo que ayuda a fortalecer las relaciones entre ellos, haciendo así que se conozcan mejor y se conecten en todos los aspectos de la vida.
2. Ayuda a establecer la comunicación en la familia. Este tiempo nos brinda una hermosa oportunidad para conversar de los eventos positivos del día y, en algunas oportunidades, de los negativos. También los hijos aprenden a comunicarse con los padres en un ambiente tranquilo y relajado. A mantener una conversación, a escuchar y a contar; a estar atentos a las necesidades de los demás, a levantar el ánimo con una anécdota divertida, etc.
Los esposos tienen la oportunidad de escuchar a los hijos con sus experiencias de la vida. Es en este tiempo donde la familia cultiva el arte de la comunicación positiva y afectiva que debe existir en medio de ellos.
3. Se establecen los buenos modales de comportamiento en la mesa. Recuerdo que cuando era niño, era en ese momento cuando nuestra madre nos enseño a usar los cubiertos, a no poner los codos en la mesa, y así muchos detalles de buena educación. En otras palabras, ella desarrolló en nosotros hábitos de buena conducta, los cuales me han servido para toda la vida. No pierdas la oportunidad de educar, en este aspecto, a tus hijos.
4. Los hijos se levantan más sanos y seguros de si mismos. Esto es así, debido a que observan y perciben el sentido de pertenencia. Se dan cuenta que ellos son parte de un núcleo que les brinda amor, seguridad, disciplina y un ambiente apropiado donde pueden desarrollarse. También el carácter del niño se va formando sanamente, y sus valores se van consolidando para enfrentar los desafíos de la vida.
Para lograr rescatar este buen hábito, de comer en familia, tome estos consejos de Ana Beramendi, madre de siete hijos que hoy tienen entre 6 y 27 años. Ella dice:
“Para que a todos les guste el momento, intento que la comida esté preparada muy rica y que esté bien presentada. Esto es fundamental para que haya interés por comer en la casa de uno. Además, que el lugar donde nos vamos a sentar sea acogedor. Apagamos el televisor y no atendemos el teléfono porque se rompería ese espacio familiar. El horario conviene que sea siempre el mismo, así todos saben que a esa hora tu familia te espera. Es el momento en el que se reportan todos”.
Por último, evite durante este tiempo teléfonos celulares, tablets, responder llamadas, etc. Regálese y regálele ese tiempo a su familia, ellos se lo agradecerán. Recuerde, ¡No se rindan!
Pastor, Eliezer Pérez.