En artículos anteriores, hemos indagado acerca de la comunicación asertiva y acerca del arte de saber escuchar. Indudablemente es muy importante manejar estos dos elementos en nuestras relaciones interpersonales. No obstante, siempre es difícil saber cuando debemos hablar y cuando es mejor callar y esperar a que llegue el momento oportuno para dar una opinión adecuada.
Hoy le presentare algunos sencillos indicadores para saber escoger el momento adecuado para conversar y el tiempo en que es conveniente el silencio.
1. Evalúa el momento: analice con detenimiento el momento que considera sería una buena oportunidad para hablar. Tome en cuenta el lugar, tiempo, ambiente, etc. Un ejemplo típico es cuando uno de los conyugues le reclama al otro en un momento agitado del día o mientras la persona esta abrumada y distraída por las muchas actividades. Cuando desee hablar con su pareja o con sus hijos, hágalo en un momento tranquilo, en donde la atención del otro esté disponible para la conversación, evitando hacerlo en frente de otras personas ya que esto puede avergonzar al otro y generar así una respuesta negativa a su mensaje.
2. Evalúe la condición de su propio estado emocional: si usted se encuentra emocionalmente alterado, angustiado, molesto, o abrumado por las circunstancias, no diga nada. Generalmente cuando hablamos con un estado de ánimo negativo, la conversación suele tornarse altamente emocional y poco objetiva. Esto puede llevarle a decir cosas que pueden herir a la otra persona, y dañar la relación y/o empeorar las circunstancias.
Si sus emociones están a flor de piel, detenga su impulso de hablar o reclamar y tome un tiempo para calmarse. Luego piense en los puntos que quiere platicar con su conyugue o sus hijos y busque el momento adecuado para conversar con más calma. (tome en cuenta el articulo “Tres pasos para una comunicación asertiva“) Es importante que tampoco espere que pasen días y semanas sin arreglar la situación ya que esto puede generar otros efectos negativos en sus emociones.
3. Evalúe al posible receptor del mensaje: así como debe tomar el tiempo para evaluar sus emociones, tome el tiempo para evaluar el estado emocional del otro. Si este se encuentra sumamente estresado, angustiado, molesto o enfurecido, considere seriamente cada una de sus palabras y evite añadirle más leña al fuego. En estas circunstancias es mejor callar, y esperar a que, en esta oportunidad, sea el otro quien se calme para entonces hablar desde un estado emocional más equilibrado. No haga comentarios tales como: “Cuando te calmes hablamos” porque estos lo que harán es enfurecer más al otro. Por otro lado, si la otra persona se encuentra emocionalmente tranquila, y usted considera que el momento es bueno para la conversación, y sus propias emociones están centradas, entonces prosiga a conversar.
4. Considere el mensaje: como comentamos en uno de los artículos anteriores, es importante saber ser asertivo en nuestro mensaje. Si lo que vamos a decir, no se dice en el tono de voz adecuado ni con las palabras adecuadas, puede ser malinterpretado y desastroso para la relación. Si su mensaje no es asertivo, probablemente ninguna técnica de comunicación será efectiva. Por eso le animo a que antes de conversar organice sus ideas y evalúe la manera en cómo va a hablar.
El hablar acerca de nuestras diferencias sin dejar que estas se acumulen, es de sabios. Pero el callar en algunos momentos inoportunos también lo es. No se deje llevar por sus emociones las cuales tienden a ser malas consejeras, sea sabio y evalúe el momento, las emociones, las circunstancias y el mensaje, de manera que pueda aprender a construir una comunicación efectiva con su pareja o con sus hijos. La recompensa por su sabiduría será grande y provechosa, y en un futuro no muy lejano vera los frutos de su esfuerzo.
Psicóloga Anaely J. Pérez.