La mayoría de las parejas piensan que estar enamorados es suficiente para contraer un matrimonio. De hecho, yo pensé de esa manera por mucho tiempo, hasta que un día me percaté que en el matrimonio se necesita más que solo estar enamorado.
Es lamentable que muchos matrimonios que se llevaron a cabo bajo esta premisa, hoy están en la antesala, y otros ya han cruzaron el borde del divorcio. Todo, debido a que pensaron que estar enamorados era suficiente.
El enamoramiento funciona como una trampa de animales. Usted coloca un sebo y cuando el animal se enfoca y busca comerlo, es atrapado. La trampa está, en que el animal se enfocó en lo que le atrajo, en lo que le gustó y dejo de considerar el entorno de aquello. Cuando se percata de su error, por lo general, es demasiado tarde. Así pasa con el amor. Vamos por la vida haciendo nuestras cosas, y de repente miramos al lado y nos encontramos con aquel rosto que nos atrapa y nos enamora. Ya no hay nada que pueda hacer, se escapa de su control y piensa que su destino esta trazado con esa persona.
Quiero destacar, que enamorarse es parte de la vida y es necesario en la relación. El problema está cuando pensamos que este es suficiente para construir un matrimonio sólido. Te animo a que leas el artículo: El amor hay que pensarlo.
El asunto es que a menudo no tomamos en cuenta el hecho de que nuestros intereses espirituales; sociales e intelectuales son contrarios a lo que piensa la otra persona, siendo de igual forma con nuestros valores y metas. Cuando no considera estos aspectos, entonces viene el desamor y comienza la frustración.
Dicen los expertos e investigadores de la materia que el amor es una experiencia emocional obsesiva y debido a que las emociones son cambiantes estas se desvanecen.
Dorothy Tennov, en Love and Limerence (Amor y enamoramiento) dice: “Los estudios indican que la vida promedio de la obsesión de “estar enamorado” es de dos años”. Al pasar ese tiempo comienzan a surgir las diferencias de aquellos aspectos de la vida que se descartaron cuando se estaba enamorado y que ahora comienzan a ser importantes.
Otro mal que acompaña al enamoramiento es el énfasis que la sociedad le da a lo sexual, haciendo más complicado que las parejas se relacionen de forma equilibrada, ya que llegan a basar su relación en la experiencia sexual que han tenido.
Con todo este panorama, usted se pregunta: ¿Y ahora que hago? Ya estoy casado y necesito ser feliz y salir adelante en mi relación.
Si su matrimonio se fundamentó en el enamoramiento o en lo sexual, mi recomendación para usted consiste en que haga una evaluación de su relación en cuatro aspectos. En lo intelectual, emocional, social y espiritual y físico. En cada una de estas áreas usted necesita detenerse y hacerse algunas preguntas que le ayudarán a buscar el equilibrio que necesita en su relación.
- En qué aspectos de estas áreas estoy en acuerdo o desacuerdo con mi pareja.
- Cuando comparte un tema intelectual ¿encuentra receptividad?
- ¿Comparte intereses educativos e intelectuales?
- ¿Cómo respondo a mi pareja cuando algo me molesta o no lo comparto?
- ¿Comparte realmente sus emociones con su pareja, o las oculta?
- Cuando escucha los sentimientos del otro, ¿cómo reacciona usted?
- ¿Comparten intereses por lo mismo cuando se trata de disfrute, de diversión?
- Tienen similitudes en los gustos por las artes, el deporte, el campo, la ciudad, el cine, etc.
- ¿comparten los mismos principios espirituales, o son polos opuestos en esto?
- Comparten la educación religiosa de los hijos?
- En la intimidad, ¿hay acuerdos de disfrute y de toques, o es un tema que no se toca?
Hay muchas otras preguntas que usted puede hacerse. Por último, hágase la siguiente pregunta: ¿Qué cambios me gustaría ver en estas áreas de mi matrimonio? Determine cual es la más urgente e importante y comience por allí. Recuerde, los cambios comienzan por usted. Luego, su nueva forma de relacionarse, hará que su cónyuge haga los suyos.
Haga de su relación un océano profundo de amor, respeto y comprensión.
Pastor, Eliezer Pérez